miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA CRISIS ECONÓMICA ESPAÑOLA

Los siglos XIV y XV estuvieron marcados por una profunda crisis demográfica, económica y poítica. En Castilla la crisis tuvo su apogeo en el siglo XIV, mientras que en Aragón y Cataluña el momento peor fue el siglo XV.

Crisis demográfica 

Las malas cosechas se repitieron a lo largo de estos siglos. Las técnicas agrícolas no habían evolucionado lo suficiente para evitar los estragos causados por la mala climatología. 
El ciclo se repitió varias veces: malas cosechas, escasez de alimentos, carestía, hambre. En esas circunstancias de desnutrición, la población era fácilmente atacada por las epidemias. La Peste Negra 1348-1851 fue la más brutal, pero no la única. Se estima que en algunas zonas la población descendió entre el 20 y el 40%.

Crisis económica 
Crisis demográfica golpeó duramente a una agricultura que no había evolucionado tecnológicamente. Amplias zonas se despoblaron, reduciéndose las tierras puestas en cultivo a la vez que, en muchas zonas, escaseaba la mano de obra campesina. Eldescenso de las rentas de los grandes propietarios, la nobleza, fue  la  lógica  consecuencia de esta situación.

Esta nueva situación (falta de mano de obra, zonas despobladas y tierras no cultivadas que podían ser utilizadas para pastos) llevó a que en Castilla la ganadería transhumante ovina se impusiera como principal actividad económica.  Los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, asociación de los grandes ganaderos castellanos fundada por Alfonso X el Sabio en el 1273, aumentaron notablemente.

La artesanía también entre en declive ante el descenso de la demanda provocado por el descenso demográfico y el empobrecimiento de la población.
El comercio fue la actividad menos afectada por la crisis:
El comercio castellano continuó creciendo.  Basado en la exportación de lana y la importación de productos manufacturados de lujo y dirigido esencialmente a Flandes..
El comercio catalán en el Mediterráneo , se basó en la exportación de productos textiles y la  importación de sedas y especias, se mantuvo en el siglo XIV, aunque decayó en el XV.
En estos siglos hubo importantes avances comerciales: ferias (Medina del Campo), consulados (catalanes por todo el mediterráneo), técnicas bancarias (letra de cambio, sociedades mercantiles)

Crisis social
La disminución de ingresos de la nobleza llevó a que los grupos sociales dominantes intensificaran la explotación del campesinado estableciendo nuevos y más duros derechos señoriales.
La reacción campesina llevó a diversos levantamientos en el siglo XV:
  • Guerras irmandiñas en Galicia.
  • Payeses de remensa en Cataluña. Este conflicto concluyó con Semtencia arbitralde Guadalupe de 1486 adoptada por Fernando el Católico. La sentencia puso fin a la última reminiscencia de la servidumbre medieval en España.
El malestar social dio lugar a otros tipos de conflicto. Conflictos sociales urbanos, como el que enfrentó a la Biga, alta burguesía, y la Busca, clases populares, en la Barcelona del siglo XV. Rebrote del antisemitismo que llevó a múltiples pogromos contras las comunidades judías en el siglo XIV y XV . Como resultado de esta violencia, muchos judíos se convirtieron al cristianismo. Serán los conversos o cristianos nuevos.

Crisis política

La crisis generalizada tuvo también su expresión política. El foco de conflicto principal fue la pugna entre los monarcas y los grupos privilegiados, nobleza y clero, por la hegemonía política.
En Castilla hubo varios conflictos de gran gravedad:
  • La guerra civil entre Pedro I y ENrique de Trastámara a fines del siglo XIV trajo al trono a una nueva dinastía, los Trastámara, y significó el triunfo coyuntural de la nobleza
  • Los reinados de Juan II y Enriue IV en el siglo XV se caracterizaron por múltiples conflictos. A Enrique IV le sucedió su hermana Isabel de Castilla.
En Aragón estalló la guerra civil al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalanes (1462-1472). 

El siglo XXI y la Nueva Gran Depresión:
La entrada en la CEE abrió una etapa de crecimiento que duró dos décadas. De 1985 a 2007 España vivió una edad de oro de expansión casi ininterrumpida; con la única excepción de la crisis de 1992-1993, una crisis corta y que el Gobierno solventó con un plan de estabilización al uso y las tradicionales devaluaciones de la peseta. La que estalló en 2007 y se arrastra hasta hoy (sin pistas certeras de cuándo terminará) se trata de la primera crisis que enfrenta España como una economía realmente abierta al exterior y un sistema financiero liberalizado y homologable a los de otras naciones desarrolladas. Y el resultado está siendo una de las depresiones más profundas de nuestra historia.
Los años de crecimiento continuo engordaron el caldo en que fue cocinándose la gran crisis. La desregulación bancaria a uno y otro lado del Atlántico y la internacionalización de la operativa de los bancos españoles facilitaron una burbuja crediticia que derivó en muchos casos en una relajación de la ortodoxia en sus prácticas. Hubo en España una verdadera adicción al crédito, aprovechando que por primera vez en su historia el país se financiaba al mismo tipo de interés que Alemania y por la necesidad de cubrir con capital exterior los enormes déficits de la balanza de pagos. Y de la mano de la burbuja financiera vino la burbuja de la construcción, respaldada por la enorme oferta de suelo que propició la desregulación y la deficiente financiación local (amén de la corrupción); por la demanda de vivienda (principal activo en cartera de los españoles y asequible gracias al crédito); y por la insaciable inversión en infraestructuras públicas no siempre necesarias e impulsadas principalmente por la financiación de las cajas de ahorros.
Los bancos españoles en un principio parecieron soportar bien la crisis que ya sufrían sus hermanosnorteamericanos y europeos, fruto de la regulación que el Banco de España había impulsado para alejarlos de las hipotecas basura de EEUU y para que contaran con reservas genéricas (unas reservas que fueron insuficientes y que, además, empezaron a relajarse en 2005 con permiso del Gobierno). No obstante, los balances de los bancos contaban con grandes cantidades de pasivos que eran préstamos a corto plazo y que tras el colapso del mercado interbancario les obligaron a reducir el crédito. Con el grifo del crédito cerrado, la burbuja de la construcción empezó a explotar y, con ello, a desatarse un imparable incremento del paro (que aún perdura: vamos ya por los 6,2 millones de parados). La crisis bancaria finalmente derivó, pese a los parches y paños calientes que los gobiernos pusieron para aplazarlo, en un rescate del sistema financiero español por parte de la UE el pasado año. Y tras los intentos por evitarlo, al final el Gobierno ha acabado por crear un 'banco malo' para acoger los activos tóxicos inmobiliarios que acumulaban las entidades en sus balances.
Entretanto, la recesión ha estrujado al máximo las cuentas públicas, que han pasado del superávit precrisis a un déficit histórico que aún no se ha conseguido embridar. Y España ha pasado por una auténtica travesía del desierto en forma de crisis de deuda (veremos si ya solventada), con primas de riesgo absolutamente desatadas y que hoy parecen templarse. "Aunque el Gobierno intentaba mantener la ficción, las condiciones impuestas por la UE para el mero anuncio del rescate bancario y la compra de deuda pública implicaban una intervención en toda regla de la política económica española", sostienen los editores de Crisis económicas en España. "España no sólo había cedido la soberanía monetaria, al entrar en el euro, sino también la soberanía de la política económica", apuntan los expertos, que vinculan esta circunstancia con la actual política de recortes del gasto para contener el déficit y con las reformas estructurales que estarían por llegar.

1 comentario:

  1. Cristina, no puedes copiar tal cual. Esto sería plagio y no valdría. Por favor, pon los links indicando de dónde has sacado la información

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